«Estoy harto de los españoles»: un ejemplo de cómo levantar la polémica

Mucha gente ya ha oído hablar de la campaña «Estoy harto de los españoles», que consistía en la publicación de una serie de anuncios y carteles en la mayoría de las ciudades de España con el objetivo de crear polémica e irritación a la población. Esta campaña publicitaria está promovida por dos empresas, la escuela de marketing y negocios Esic y la filial de la empresa norteamericana Iheart Media, Clear Channel Outdoor. El fin principal es el de llevar a cabo una acción no lucrativa encaminada a mejorar su imagen de marca como institución y empresa que termina con la realización de un concurso en el que se eligen a los 10 españoles más influyentes por su carrera a nivel mundial.

En la segunda fase de la campaña, que se desarrolló a principios de marzo y que aún sigue vigente, se sustituyeron los carteles con el lema «»Estoy harto de los españoles», por otros en los que aparecían personajes españoles relevantes tales como Gisela Pulido (campeona del mundo de kitesurf con 21 años) o Rodrigo del Padro (director adjunto en la empresa BQ) con el lema «Españoles. Hechos de talento». Esta segunda fase también implica la apertura de un concurso en la web www.hechosdetalento.es, en la que se puede presentar la candidatura de cualquier español que destaque en su campo y someterla a votación como persona española influyente. Ganarán los 50 más votados y luego, en al tercera fase un jurado elegirá a 10 de estos para hacer una campaña a nivel nacional e internacional de «Españoles con talento».

Esta idea, en su lanzamiento, produjo toda una reacción de la gente en las redes sociales, e incluso muchos la llegaron a calificar como xenófoba o discriminatoria. Salió en multitud de medios de comunicación y se ha convertido en un referente en el mundo de la publicidad. Mi pregunta va un poco más allá ¿Es necesario que para que una campaña publicitaria triunfe levante la polémica?

Son muchas las empresas que han usado la controversia como recurso para hacer de su publicidad algo muy conocido. En muchos casos ha funcionado y parece que estamos avocados a utilizar este método para que se hable de nosotros. En mi opinión, esto no debería ser así. Han existido multitud de anuncios muy conocidos que no generaron ningún tipo de discusión, sino que se hicieron famosos por su emotividad o por el humor con el que trataban un tema determinado. Otros también han sido fruto de ideas muy ingeniosas o frases o melodías pegadizas.

Es verdad que, desde un punto de vista objetivo, esta campaña ha conseguido lo que querían sus propulsores. Además es fruto de una idea nueva que nunca se había visto antes y que ha sabido jugar muy bien con el sentimiento de país. Ha conseguido que nos valoremos más a nosotros mismos y que desterremos por un momento complejos esteriotipados que nos imponemos a nosotros mismos.

La verdad es que, si bien es cierto que la polémica no debe ser la única forma para llamar la atención, en este caso ha servido para culminar una genial idea de marketing pionera en el mundo. Y es que sería curioso ver cómo reaccionan en otros países a una campaña similar y por lo tanto, si triunfaría o no en otros contextos. Y es que la publicidad depende de la psicología individual y colectiva, de los sentimientos y de los impulsos de las personas. son las personas las que la crean y son las personas las que deciden si darles o no importancia.

Esta es la campaña, éste es el ejemplo:

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